viernes, 21 de mayo de 2021

El insomnio defrauda mi tranquilidad, la incertidumbre desvela mis pensamientos; la disminución de la llama de la ilusión se hace cada vez más presente en mí… ¿No podré romper con el ciclo del desamor eterno?

El insomnio defrauda mi tranquilidad, la incertidumbre desvela mis pensamientos; la disminución de la llama de la ilusión se hace cada vez más presente en mí… ¿No podré romper con el ciclo del desamor eterno?

Son las 4 de la madrugada y mis ojos de repente se han abierto y a mis sentidos desvelado, miro alrededor y mi habitación está casi que, en oscuridad, así como está mi inconsciente. Las ganas de devorarme en letras me levantan de la cama y acá, arropado entre sábanas para huir del frío, te escribo un par de pensamientos en estado de melancolía.

Hasta hace unas horas has desnudado tu alma y me has llevado de la mano a tu pasado, logré ver el niño que eras y las heridas de tu vida, como un guerrero cicatrizado has batallado cientos de guerras y aun sigues de pie para vitorear cada una de ellas; te miro a los ojos en silencio, dejo que el susurro de tu voz a la distancia, llegue hasta lo más íntimo de mí, para poder hacer mío cada relato y cada hecho que ha marcado tu pasado.

Somos el resultado de nuestras acciones, te dije, pero lo que si es cierto, es que tu alma es más potente que la mía, pues has soportado idas y venidas desafortunadas propias de personas valientes como tú. Hice un gran esfuerzo para contener las lágrimas ante tus crónicas de crueldad y desamor, injustas para un niño tan pequeño que después de tantos años relata sus vivencias.

Fueron varias horas de escucha contemplándote en silencio, queriendo estar a tu lado para darte un abrazo; ante cada palabra de relatoría de tus vivencias, tu rostro se mantiene inmune a un pasado que te marcó, ¡Que valiente! He pensado, pues mis tristezas de vida se han quedado pequeñas ante las tuyas.

Te he sentido más cercano, te he llegado a lo profundo de tu intimidad, te he saboreado desde la distancia en la amargura de las injusticias, te he comprendido y me he allegado más cerquita de tu esencia, esa esencia que me hace pensar en ese momento que la persona que tengo frente a mí, es quien se ha ganado mi confianza, mi cariño, mi respeto y mis deseos locos de conocerle pronto en persona.

¿Qué de malo tiene sentirse así? Nada, al contrario, es un sentimiento bonito de ternura e ilusión, pero, sin pensarlo y sin saber cómo, la conversación se ha tornado diferente, ya no tan emocional sino más racional, es sensato hacerlo, no hay nada más peligroso que dejarse llevar por el emotivo hecho de un momento, también hay que darle juego a la razón y no dejarlo tanto en la banca.

Vas en quinta, pero creo que debes meterle primera, me ha dicho, no entendí por qué, pero sabía que tenía que parar y analizar la conversación, un freno abrupto y sin aviso, le he sonreído tratando de demostrar que había entendido, pero por dentro estaba buscando respuesta. Había comprendido que estaba cerca el día de conocernos en persona y que eso contraía muchas dudas, preguntas y así mismo, muchos miedos. Era entendible, pues los días desde el momento 1 hasta hoy, día 17, ha sido rápido e intenso, un comienzo único y acelerado, pero ¿Por qué colocarle freno a lo que se siente? él me ha dado la respuesta, porque da miedo toda esta situación, porque nos ha herido y no queremos salir lastimados de nuevo, porque han pasado muchas cosas que han precedido nuestras vidas y nos hace vulnerables, porque como dijo él: recuerda que somos amigos y nada más, así debe seguir esta relación hasta el momento en que nos veamos; le he consentido su afirmación con mi mirada y la cabeza, pero fue una estacada que no entendía, era lógico y razonable su afirmación y así lo quiero también ¿Pero por qué me confunde, por qué me causa dudas, por qué me frenó, por qué se siente así, por qué no me permitió dormir con tranquilidad, por qué me tiene acá entre sábanas y sueños con deseos de escribirte en letras?

Es un sentimiento tonto que desorienta, te baja y te nivela con el inicio. Nada que hacer, sólo seguir en la carrera y esperar que las cosas tomen su rumbo, bajar el ritmo y meter primera, a pesar de que vayamos por carretera plana y en buenas condiciones, pero el miedo que los dos sentimientos, son el freno a la velocidad de conocernos y dejarnos vivir una experiencia que en el pasado nos ha marcado a los dos. 


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