Desde el día 1 a la fecha, letras y pensamientos han pasado, muchos nacidos de la emoción y la ilusión del cariño,
otros desde el sentimiento de
la incertidumbre y el desespero del miedo, miedo al pasado y al dejavú en el
futuro.
Pero hoy, al día 24, me
estremezco de alegría y cariño por lo que he considerado la más bonita declaración
de amor y sinceridad.
¿En cuántas oportunidades
hemos callado sentimientos para no salir lastimados?
Es justo y valedero esa opción
de protección, pues quien ha metido el corazón al caldero sabe a ciencia cierta
lo que es llorar por amor; quien ha ventilado al sol su ser sabe lo que es
sufrir en una relación amorosa, y todos estos actos propios de la vida te van
sacando coraza gruesa, robusta, orgullosa, prevenida, con blindaje y en muchas
oportunidades te convierten en un individuo frío, sin motivación de volver a
creer en las personas que te dicen te quiero, de eso ya se ha vivido y sufrido
sin consideración alguna.
Somos dueños de los pasos que
damos y del camino que decidimos recorrer, pero no podemos controlar los
caminantes con quién nos podamos tropezar; algunos acelerados en su afán de
caminar ni su mirada te darán, otros en la educación de su crianza un saludo
contestarán, otros en la maldad de su ser se dedicarán a hacerte daño, de ese
daño mezquino y cruel, pero hay otros, que sin pensarlo se tropiezan con tus
pasos, llevando la misma huella al caminar y con temor acertado en el pasado, con
un hola te cogen de la mano y juntos deciden caminar.
No hay seres perfectos, ni
caminantes fortuitos tropezados a la perfección, pero hay almas gemelas que en
medio de la impureza reflejan la sinceridad de su espíritu y sin pensarlo van
tejiendo en tu camino las telas del amor.
Así ha sido este camino con 24
días de recorrido, en donde los dos encontramos sin buscar, tropezamos sin
saber y nos saludamos sin esperar, un camino distinto pero que nos está
llevando a un mismo lugar y se siente bonito, de esas sensaciones que te llevan
a afirmar que no sabes lo que es la felicidad, pero de seguro debe ser lo que
llevas dentro en ese momento.
De mi parte propuse ser
sincero desde el principio, no quería nada a medias y arriesgarme fue mi
opción, nada de tibieces prematuras en temas de amor y cariño, desde el inicio
borré las huellas del pasado y me puse de pie para seguir mi rumbo, te hablé con el alma expuesta y te fui
conquistando en medio del día y te fui soñando en medio de la noche.
A veces no sentía
correspondencia alguna, parpadeabas y dabas luz, por eso seguía, pero en
ocasiones el faro se apagaba y quedaba el galeón a la deriva esperando el
amanecer para seguir la marcha...
Nunca desistí porque sabía que
allí era donde quería tener mis ojos, no retrocedí porque entendí que en tu
vida era donde quería reposar mis sentimientos, no renuncié porque supe a
través de las señales de mi corazón que eras la persona indicada.
"Y es que esos ojitos,
uno sólo los encuentra una sola vez en la vida", esta hermosa frase al
despertar, encontrada para mí, fue el detonante para creer con fuerza y
valentía de que estaba caminando con la persona indicada; es increíble como las
personas que creen en el amor sincero, sólo esperan pequeños destellos de luz
que guíen para seguir caminando seguros por el sendero, es increíble lo que un
sencillo, pero bonito gesto, puede producir tanta felicidad en una persona.
Aun creyendo que el día no
podría ser mejor, llega la noche y con ella trae la complicidad de una bonita
declaración.
Después de un día completo de
mensajes, llamadas, vistas y cruces de miradas y sueños, llega la hora
acostumbrada del encuentro para compartir el resumen del día en medio de risas,
canciones y frases bonitas para dedicar.
Toda marcha bien, así es, un
día normal para cada uno sin novedad alguna, "espera me llama mi mamá, ya
te llamo"... dejamos el encuentro a la espera y minutos después se reanuda
la conversación, pero noto cierto cambio positivo en su rostro, una sonrisa más
cariñosa.
Si pensarlo, llega a mí una
ola de verdades profundas que refrescan las playas de mis emociones, una
intensidad de palabras bonitas traspasa mi piel y mi alma elevando mis
sentimientos a la altura del calzado de Dios; unas confesiones esperadas desde
hace días, han llegado para ratificar que después de muchos años, era él quien
tenía que llegar a sacudir mi vida con cariño...
Se ha regado en prosa y el
silencio de mi asombro consentía cada palabra, no tenía objeción alguna ante
tanta belleza narrativa de ese momento, sólo callaba, escuchaba con el corazón,
quien quería salir de mi cuerpo, mis manos sudaban como si estuvieran expuestas
a arduo trabajo, todo era perfecto y nada podría superar ese momento, nada, tan
solo un "ya te estoy queriendo", un arrasador te quiero con mirada
tierna, nada podría ser más perfecto que un primer te quiero, la más bonita
confesión de amor en mi vida.
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